Charlène de Mónaco y el príncipe Alberto se casaron en el 2011 ante casi 3.500 personas. La ceremonia religiosa se llevó adelante en el Palacio Grimaldi, mientras que el civil contó con una organización que formará parte de la historia de la realeza monegasca. Si bien, aquel día, se lo vio felices, lo cierto es que su matrimonio ha sido tildado como uno de los más infelices de la realeza.
Los fuertes rumores de crisis han sido una constante en sus vidas. Y si a eso le sumamos que desde hace más de un año la ex nadadora no forma parte de los actos oficiales podríamos decir que su paso por el altar ha sido en vano. Sin contar que durante su luna de miel durmieron en habitaciones separadas. Un detalle más que llamativo para una joven pareja que decía ser feliz.
El príncipe Alberto ha tenido que salir a aclarar en más de una oportunidad que aún siguen juntos. Desde que Charlène de Mónaco está recluida en una clínica suiza tratando sus afecciones los rumores no han hecho más que crecer. “Probablemente tendré que repetir estos varias veces: el estado de salud de mi esposa no tiene nada que ver con nuestra relación”, repite cada vez que puede su marido.
Nadie puede negar que sus comportamientos no son los de una pareja que se ama. En general, son bastantes distantes el uno de el otro, incluso hasta en sus redes sociales dejan en claro que van por caminos totalmente opuestos. Ya ni siquiera pueden disimular que nada tienen en común.
Lo cierto es que nadie se anima a decir que el matrimonio de Charlène de Mónaco y el príncipe Alberto va de mal en peor. No hay aclaración que pueda dar algo de claridad en qué es lo que sucede en verdad puertas hacia adentro. Mientras tanto, los pequeños niños de la pareja esperan pronto de poder disfrutar de tener a sus padres juntos una vez más.