Debido a la muerte de Isabel II ocurrida el pasado 8 de septiembre y hasta el 19 de este mes, se llevan a cabo ceremonias para la despedida de la monarca que reinó durante 70 años. En uno de los eventos más tradicionales, como es la vigilia de los Príncipes se pudo observar el comportamiento gestual del rey Carlos III.
El flamante rey Carlos III mostró expresiones faciales de reflexión y dolor, según lo señalado por Judy James, una de las mayores expertas televisivas de Gran Bretaña en lenguaje corporal.‘Los rasgos de Charles tenían un conjunto más horizontal, lo que sugiere un deseo de firmeza y determinación. Las cejas de Andrew tenían un ceño fruncido profundo que le daba a sus ojos bajos una expresión bastante adolorida. Las cejas de Anne se elevaron por encima de su mirada abatida”, dijo James.
La especialista Judy James también comentó sobre la pose reflexiva del rey Carlos III y la forma en que se levantó en toda su altura “sugirieron que se estaba armando de valor antes de que los cuatro hermanos adoptaran la pose de vigilia con la cabeza gacha y las manos cruzadas al frente”, frente al ataúd de Isabel II.
Durante la vigilia llevada a cabo en la catedral de Saint Giles, en Escocia, el rey Carlos III, junto con sus hermanos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, se ubicaron en una de las cuatro esquinas del ataúd de roble con la cabeza inclinada. “Esta parte de la ceremonia, con los deudos que rodean el cajón, los muestra a todos con la mirada baja en posición de respeto: por protocolo, en algunas culturas, no se mira a los reyes o reinas a los ojos. Pero, además, el ademán representa una actitud de humildad frente a quien es “más alto” en la jerarquía. Bajar los ojos es hacerse más bajo frente a esa autoridad”, analizó Silvia Ramírez Gelbes, doctora en Lingüística y directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés.
@anneprincessroyal
Cabe destacar que por primera vez en la historia de la realeza británica, una mujer, en este caso, la princesa Ana participó en la vigilia de los Príncipes, con motivo de la muerte de su madre, Isabel II. Esa ceremonia es una tradición cuyo origen data de enero de 1936. En ese momento, el entonces rey Eduardo VIII y sus tres hermanos, Albert, Henry y George, realizaron una guardia de unos 15 minutos ante el féretro de su difunto padre, el rey Jorge V. La vigilia de los Príncipes se trata de una suerte custodia que hacen los descendientes varones del monarca fallecido, en la cual los integrantes manifiestan más absoluto recogimiento.