Hace unos días fue el lanzamiento de 'Spare: en la sombra', libro que entre sus páginas expone las memorias del Príncipe Harry y sus sentimientos relacionados a la familia real británica. Por ejemplo, desde su percepción el hijo más joven de Carlos III habla de Camilla y cómo es que ella fue una especie de villana en el matrimonio de sus padres. Así mismo, habla de las dificultades del ahora rey para criar a sus hijos en solitario.
También Harry aborda sobre su madre Lady Di y la forma de afrontar su muerte, y cómo es que este gran drama con el tiempo lo terminaría por distanciar de su hermano William. En particular, ofrece un detalle interesante y al mismo tiempo muy triste de su celebración de cumpleaños número 13 en 1997.
Diana de Gales había fallecido dos semanas atrás. Por lo que su hijo menor relata que entonces “necesitaba espacio”, ya de vuelta en el internado de Ludgrove en Berkshire. Tampoco a sus compañeros de colegio les decía sobre la tragedia que lo embargaba y tampoco ellos preguntaban, quizás por “miedo”, supone el Duque de Sussex. Total que el día de su cumpleaños y siguiendo la tradición de la escuela, le organizaron a Harry un festejo donde podía escoger el sabor de dos sorbetes y pedir un deseo. De modo que, con su madre en la mente, escogió grosella negra y mango, el favorito de Lady Di.
Según relata Harry, para el momento que estuvo dispuesto a soplar las velas del pastel mientras deseaba que su madre estuviera viva, apareció su tía Sarah casi por “arte de magia” con una caja en la mano. Por lo que, el entonces joven príncipe, abrió con emoción el presente y descubrió que había una Xbox, es decir, consola que le explicó su tía que Diana había comprado para él en París antes del accidente.
Todo eso le subió el ánimo un poco, ya que al hermano de William le encantaban los videojuegos. Sin embargo, los lectores han señalado que Harry podría estar confundido porque la consola salió a la venta hasta el 2001. En otras palabras, cuatro años después de los acontecimientos que cita el duque de Sussex. Además, el príncipe señala que aunque lo de la Xbox ha aparecido en muchos relatos de su vida no sabe si es cierto.
“Mi padre me había contado que mamá se había hecho daño en la cabeza, pero a lo mejor era yo el que padecía una lesión cerebral. Como mecanismo de defensa, lo más probable es que mi memoria ya no registre las cosas como antes”, explica el esposo de Meghan Markle. Aunque es probable que sea solo un error sobre el tipo de consola que recibió, ya que el autor de 'Spare: en la sombra', JR Moehringer, afirma que la anécdota sobre la misma es recurrente.