La piscina del Palacio de Buckingham es sin duda uno de los lugares menos conocidos del hogar de la realeza británica, pero ahora el rey Carlos III ordenó un cambio como medida de ahorro. El monarca ha mostrado tener una visión distinta a la de los reyes anteriores, sorprendiendo incluso por su conciencia ecológica, por lo que ha querido dejar una huella medioambiental al tomar una importante decisión dentro de su propio hogar; la de reducir la temperatura del agua de su piscina.
Los miembros privilegiados del personal del rey que tienen acceso a esta piscina ubicada en el Palacio de Buckingham han notado que el termostato ha sido ajustado a una temperatura más baja, según informes de The Times. Esta reducción de temperatura no solo contribuirá a disminuir las emisiones a la atmósfera, sino que también resultará en un ahorro en la factura de energía que se paga con fondos públicos.
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Según el informe, el año pasado se destinaron 3.2 millones de libras esterlinas (3,69 millones de euros) provenientes de la subvención soberana, pagada por los contribuyentes británicos, para cubrir los servicios públicos de los palacios reales. Además de la reducción de costes económicos, el Rey Carlos III tiene un gran interés en lograr que la Casa Real alcance las cero emisiones netas para el año 2050.
Por otra parte, el rey Carlos III ha tomado la decisión de reducir la temperatura del agua de la piscina de Buckingham, pese a que el monarca británico prefiere darse baños en el mar. Esta instalación está disponible para cualquier miembro de la Familia Real británica y el personal senior de la Corte. Actualmente no existen imágenes públicas de dicho recinto por lo que se desconocen sus interiores.
Es importante destacar que el rey Carlos III y sus hermanos aprendieron a nadar en esta piscina, misma que fue construida por su abuelo para que las entonces princesas Isabel y Margarita pudieran disfrutar de ella sin salir de casa. Además, se sabe que los príncipes George, Charlotte y Louis también aprendieron a nadar en este lugar del Palacio de Buckingham, donde su abuela Diana de Gales solía pasar tiempo con regularidad.